sábado, 23 de julio de 2011

Húmeda pasión

Mi voz se apaga en el travieso beso
que me robas apurado,
tus manos desabrochan a prisa
con cálida torpeza
los botones de mi blanca blusa.
Mi piel responde erizada
cuando tus dedos se pierden en mis orillas
provocando un desborde de gemidos.
Te observo crecer entre mis piernas
admirando las curvas de mis senos
un brillo de lujuria se ve en tus ojos
me excita sentir el calor de tu aroma
y la creatividad con te apoderas de mi sexo.
Todo se torna coherente y hermoso
cuando nuestras caderas se acoplan
no pienso, me vuelvo una prosa
que se escribe al sentir de tus manos.
Y galopas con riendas desbocadas
mojando con pasión mis entrañas
las sábanas caen al piso
es un festín de jadeos y de gritos
un volcán encendido en tu furia
que se adentra entre rugidos y espasmos
mi respiro jadeante te posee
llevándome al orgasmo más perfecto.

jueves, 21 de julio de 2011

Oscuridad

MI DON POSEIDO
-I-

Oscura mariposa
que habitas en tormentas
que tiñes de oscuridad
el cielo que contemplas.

Angel sin luz
cegado por las sombras
y el dolor que te consume
desde que sentiste mi clamor.

Gaviota errante
que gritas y gritas
y sobre el inmenso mar te agitas
sin una roca donde descansar.

Don poseído
señor de las piedras
que reniegan del amor
sin poder sentirlo.

Santo desterrado
del paraíso interno
que solloza sin lágrimas
y se revuelca en su dolor.

Conde del ocaso
te vestirán los cuervos
se apagaran tus voces
y nadie recordará tu puñal.

--II-
He soñado tu luz
invadiendo los trigales
he caminado el sol
que besa loscristales
te abri las ventanas
y sacudí tus alas
para que puedas volar
donde la calma
adormezca el dolor
que consume tu alma.
He soñado el color
que falta en tu mirada
he pintado en mi piel
el brillar de tus escamas
y me quite la sonrisa
para comprender la causa
que tiene tu puñal
clavado en mis entrañas.
He escuchado el murmullo
de tu ser en mi espalda
que me llama y me grita
que cierre la alborada
que te duelen los ojos
cuando miras mi alma
mientras escondes tu ser
detrás de tus garras.
He dejado tu voz
correr por los valles
he intentado entender
los goces y ocasos
que te llevan a ser
el más cruel de los fracasos

jueves, 14 de julio de 2011

En el susurro del viento...

El viento guia mis lágrimas en este gris amanecer
he nacido con un lazo atado en mi corazón
porque me huyen los sueños y me besa el silencio
grita la vida y en el seno de la oscuridad me entrego.

Me bautizó la luna con un rayo de esplendor
y regó sobre mis párpados dos gotas de sal
por murmurar tu nombre mil veces
mi voz agrieto los muros y ennegreció las sombras.

Mis alas...silenciosas me devuelven al destierro
de tus pasos moribundos, en un loco desvarío
alguna vez me  amaste, me lo dijeron tus ojos
pero has huido de mis manosy de este amor, tan absurdo.

Tengo mi alma absorta en mis ensueños
de soledades y ausencias se visten mis amaneceres
puedo navegar en las mareas de los sentimientos
tengo miles de palabras y me visten los silencios.

Lo se, me lo dice el viento cuando susurra
un día despertaré y ya no habrá tristezas
se bañarán de mieles mis senos vencidos
se diluira mi piel bajo la cruz de tu nombre.

Nunca supiste de mi voz, cantando entre tus trigos
de mis brazos que quisieron acunar al hombre
que dormía en mi pecho como si fuera un niño
sabrás acaso, del último verso que te escribía....

Lo sé, me lo recuerda el viento en su mirada
las palabras no bastan, los recuerdos son vanos
fuiste amanecer en mi existencia tormentosa
y hoy me encierro otra vez, en el sueño de la espera.

A mi poeta del abismo, mi Divino Demonio

martes, 12 de julio de 2011

Las ondas del viento



Este otoño me ha traído  con sus hojas tantas gratas melodías, me ha envuelto en su cálido manto de naranjos y azahares, ha seducido cada fibra de mi ser con sus alocadas mariposas multicolores, que lo hace mágico, creador de ilusiones, despertador de pasiones, este otoño abre en mi una caja de pandora, asombrándome cada momento con sus multifacéticas mascaras de miel.
Abrí las ventanas y ante mi se mostro un ondeante mar de distintos tonos de verde, el trigal se mecía siguiendo las invisibles ondas del viento. Aquello era tan intenso que daba ganas de sumergirse en el, de dejarse llevar por esas ondas y perderse en su mágico vaivén.
Esa mañana estaba particularmente hermosa, el sol tibio acariciaba los malvones dejando esparcir en la brisa su aroma dulce y suave. Todo el jardín lucia esplendoroso, tal vez regalaba esa hermosura anticipándose a un invierno frio.
Mi memoria jugo entre los surcos del viento y tu recuerdo se apodero de mi mente acariciando mi corazón. Te vi correr con tus cabellos sueltos enredándose en tu cuello, sonriendo feliz, abriendo los brazos hacia mí. Como olvidar esa imagen de ti, invitándome a naufragar en lo recóndito de tu pecho tibio, en la calma de tu alma dormida llena de armonía al sutil movimiento de tu respiración, en tu cerco de mujer en llamas consumiendo mis desbordes  de pasión, en la claridad de tus aguas frescas que sabían saciar la sed del alma mía.
Me volví  al interior del dormitorio a buscar un abrigo liviano porque de golpe un escalofrío recorrió mis cuerpo, mire sobre la mesa de noche para ver tu retrato como si mi memoria necesitase mirar una foto para recordar tu rostro, en ella vive cada surco de tu sonrisa, cada gesto de tus palabras, hasta esas pequeñas arruguitas alrededor de tus ojos que detestabas tanto y que yo amaba.
Es que el día se llenaba de tu aroma mesclado con los malvones aterciopelados del balcón, tu luz llenar cada espacio oscuro de la habitación. Tu presencia trascendía más allá del umbral del tiempo, mas allá de la muerte, jamás se fue de mi lado. Al ver esta mañana, el día así, tan perfecto no pude evitar pensar en ti. Como no pensar en ti, eres parte de este cuerpo, eres parte de los pétalos, de los campos que se mecen adormeciendo el viento en su cuna de verde profundo. Eres parte de los murmullos cotidianos, de los mañaneros trinos, hasta del aroma del café, todo lo ocupa tu memoria. Es difícil no pensarte, no presentirte en cada hecho de mi vida, todo este ser que vivió para amarte también ha de vivir para venerarte aunque no estés.
Salí sin prisas a recorrer las pasturas, cosa que hacia cada mañana, era agradable sentir el aire fresco y húmedo penetrar en la nariz y llenar los pulmones. Mi ´´Pequeño´´, así le llamaba al caballo que me acompañaba en mis recorridos, como le había criado de potrillo se había convertido en mi fiel compañero.
El paso lento de Pequeño me llevaba a través del valle controlando los trabajos cotidianos del campo, me detenía de vez en cuando para conversar con los peones, dar órdenes o enterarme de las buenas nuevas familiares, todos compartían su vida conmigo consientes de mi soledad.
Al andar, mis pensamientos se perdían tras las huellas del sendero, casi monótono por cotidiano, me sorprendía muchas veces conversando en voz alta como si tu aún me acompañaras, cualquiera que me halla visto en esos menesteres no dudaría en decir que al partir tú, se apropio de mí la locura. Quizás después del hecho que viví esa mañana fresca de abril, nadie me daría un céntimo por mi cordura pero aun así continúo con mi vida como si tú jamás te hubiese ido.
Me encontraba sentado en la cerca que rodeaba el sembrado de trigo, éste estaba tierno y alto, me gustaba ver como la brisa jugaba con las gamas del verde, así como tú lo llamabas: mi mar en calma. Trataba de reponerme del dolor que me causaba tu ausencia contemplando todo aquello que tú amabas.  Y allí, estaba cuando vi tu figura envuelta en una luz blanca brillante caminando entre el espeso trigal, sonreías y tu rostro irradiaba una inmensa paz, creí enloquecer por momentos de las ganas de correr a ti y abrazarte pero mi cuerpo no me respondía, la mente sabía que no podía ser real, te acercaste a mi con suavidad y aunque no vi que tus labios se movieran escuche casi como un susurro de tu voz en mis oídos:
-Siempre estaré contigo, no sufras, aquí me encontrarás acompañándote, en las ondas del viento sentirás mi abrazo, no me llores, estoy contigo.-
No lo había notado, mi rostro estaba empapado de lágrimas. Cerré los ojos y quise abrazarte pero mis brazos no sentían tu cuerpo, volví a mirarte pero ya no estabas. Así como habías llegado también te habías ido.
Una paz desconocida se alojó en mi alma desde ese momento, haciéndome comprender que tu presencia no había sido casual ni sin sentido, habías vuelto para que comprendiera que no me      habías dejado, que siempre estarías conmigo.
Desde aquel momento pude continuar con mi vida, sencillamente porque tú estás conmigo en cada paso, en cada suspiro, en cada brisa que atraviesa mi cuerpo.
                                             



martes, 5 de julio de 2011

Letanía

Quítame las espinas
no me ves que estoy sangrando
y las estrellas caen moribundas
de mi corazón vacío.

Quitame las espinas
no me ves entre las ruinas
que mi roca ya no brilla
si tu sol no la ilumina.

Quítame las espinas
no me ves que estoy vencida
la cruz que me entregaste
hoy le pesa a mi vida.