La
mañana gris no dejo ver un rayo de sol
mi
alma cubierta de brumas vaga en la
oscuridad
y
tu fantasma comienza a jugar su rol
haciendo
de este martirio una eternidad.
Te
veo revolviendo las entrañas de mi ser
escarbando
entre recuerdos y reabriendo las heridas
de
cada rincón oscuro tu figura comienza a emerger
sabiendo
que cada memoria es una huella sufrida.
El
abismo se hizo presente luciendo gala de sombras
sacando
del alma confusa todas las escombras
me
enredó en sus penas y lloré en su pecho
la
muerte hizo mi nido en su frío lecho.
Amor
mío que no dejas que me ausente
de
este dulce tormento que nubla mi mente
no
se cierran mis ojos a la umbría inmensidad
tus
palabras arrastran mi alma a tu
profundidad.
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