Bajo
sus alas cansadas
y
de su rostro pálido
las
perlas de sus lágrimas secó.
Porque
mi alma cautiva duerme
esperando
que despiertes de tu letargo.
Las
campanas tilitan en la noche
cantando
los amores
vacíos
y paganos
de
las bocas blasfemas
de
los amantes ocasionales.
“Donde
quedan tus palabras
cuando
la ausencia de los sonidos
martiriza
las voces de mi alma.”
Se
fue sin pausa la noche
y
con ella, la luna
mis
alas cansadas
no
quieren volar en soledad…
Pienso
en tu nombre
ese,
que inventaste,
para
alejarte del mundo
que
ahogaba tu vuelo,
y
las rosas pierden sus pétalos
cada
vez que te nombro.
¿Donde
guardas mi libertad?
El
diablo entro en tu cuerpo
y
sedujo la inocencia
de
mi cuerpo dormido.
Hoy,
soy el alma perdida
que
reclama tu infierno
la
razón rompe las cadenas
y el corazón iluso, entregado
cocido
con alambres de púas
y
colgado en la cruz
de
tus brazos
desea
permanecer en ti…
Dame
el aire que necesito
respira
bajos mis alas
eres
el dueño de mi alma
hazme
volar con manos
con
aroma a pimienta y cardamomo
eres
el dueño de mi alma
y
aun en mi cuerpo poseo la llave
que
abre las cadenas de tu libertad.
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